Embajadores de la Escuela de Ingeniería UC
Los Embajadores dan testimonio de cómo se vive Ingeniería en la UC. Cuentan su experiencia en colegios y reciben visitas en la Escuela para mostrar sus clases, laboratorios, sus profesores...
Embajadores de la Escuela de Ingeniería UC
La tarea: transmitir la identidad de la Escuela a los estudiantes de enseñanza media.
Los recursos no dan para tan grande universo. Pero este año parten esfuerzos por ampliar la inclusión territorial. Con videoconferencias los embajadores podrían alcanzar a Punta Arenas, por ejemplo.
El equipo de Embajadores inaugura el año. Recibe capacitaciones y se lanza pronto a terreno. O bien se organiza para oficiar de guías para quienes agendan visitas al campus.
El espíritu positivo les brota y se alimentan de la buena experiencia de tomar contacto con los estudiantes. La mayoría parte en sus propios colegios o liceos de origen.
Cuentan con comisiones de trabajo: mujer, inclusión territorial, talento e inclusión, alumnos con capacidades diferentes. También se especializan en planear actividades y en acciones de comunicación.
Son 220 miembros.
UN APASIONADO DEL TEMA
Héctor Farías es el encargado de la comisión “Creciendo en Talento e Inclusión”. Dice que su lema es comunicar con franqueza lo bueno, lo malo y lo feo; contestar todas las preguntas.
Está en Embajadores porque, pese a que ingresó a Ingeniería UC dudando si había elegido lo correcto, a poco andar se dio cuenta de la buena decisión. Venía del Instituto Nacional, donde, dice, lo obvio es ingresar a la Universidad de Chile. Se ganó la beca Padre Hurtado.
“Al final”, dice, “el programa embajadores es para informar y guiar a los alumnos de cuarto medio. En el fondo, queremos que nadie se vaya a otra universidad sin conocer lo que es la Católica.”
Busca nuevos embajadores para propagar el Programa Creciendo en Talento e Inclusión, que todos los colegios y alumnos que pueden postular, que estén enterados del programa.
Atribuye al sello de Ingeniería la persistencia del programa en el tiempo. “Es que aquí se dan la motivación y las estimulaciones para hacer un proyecto y mejorarlo cada vez más”.
Le interesa no sólo abarcar al estudiante de los últimos años. “Al de primero medio, cuando se le presenta la oportunidad, se le motiva y se pone las pilas, comienza a estudiar, sube su nivel de notas… y puede entrar a Ingeniería UC.”
Más de la mitad de las veces, cuenta, aparece la pregunta sobre si será requisito ser católico para entrar. “Eso es de fácil respuesta”, dice Héctor, que confiesa ser ateo.
Él valora poder estudiar gracias a los recursos que la Universidad obtiene para las becas, éstas, dice, son menos discriminadoras que en otros lados “dan becas a más personas y sin tanto requisito”.
Agradece el poder investigar y contar con recursos para los insumos.
Y se siente crecer con los proyectos y actividades en que está involucrado. Participando en ellos, dice, ha aprendido más que en los cursos regulares de ingeniería.
VISITA A LA ESCUELA
Entre las misiones de Embajadores está la de actuar como anfitriones a las visitas guiadas que piden los colegios.
Llegan cursos de todo el país. A veces fallando en la puntualidad, lo cual desarma planes y hay que improvisar.
Hay que comprometer a profesores para que les hablen a los visitantes, prácticamente para que les hagan una clase en una de las salas de la Escuela. Esta es una de las mejores experiencias de una visita, porque los jóvenes le toman el pulso al ritmo de la escuela.
Les muestran laboratorios, el patio de ingeniería y su palpitar, las dependencias del CAi, las canchas deportivas, la biblioteca del campus, el templo, los centros de comida.
Una cosa queda clara para los embajadores, fuera de palpitar con el espíritu de Ingeniería UC, tienen la oportunidad de descubrir realidades completamente fuera de su experiencia regular. Y eso no se borra.