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“Esta experiencia me ha ayudado a entender que hay mucho más detrás de un joven que solamente asiste a clases”

La primera vez que Francisca Chadwick escuchó sobre Enseña Chile, fue durante su segundo año de carrera en una charla que se realizó en la escuela y que estuvo a cargo Tomás Recart, exalumno de ingeniería UC y socio fundador de la fundación.

Fue en esa instancia en la que la ingeniera civil de industrias con diploma en ingeniería de transporte se interesó en Enseña Chile (eCh). Se motivó y postuló. “Lo que más me gustó y me motivó de este programa fue que aquí no sólo creas algo para que otro lo use, sino que yo diseño la clase, propongo nuevas metodologías y luego eso se lleva a la sala para aplicarlo”, comentó la exalumna.

Francisca está en su primer año del programa que inserta a profesionales de distintas áreas durante dos años a realizar clases en sectores vulnerables del país y hace clases de matemáticas a estudiantes de 1° y 2° medio del colegio Alberto Hurtado Segundo ubicado en Valparaíso.

En este contexto, Enseña Chile busca crear una red de profesionales que además de compartir conocimientos con escolares que más lo necesitan, también incentiva a que los jóvenes tomen conciencia de problemas del sistema educacional desde las salas de clases para después generar cambios desde sus respectivas vocaciones

“En una de las charlas que hizo Tomás Recart, dijo algo que jamás olvidé: sobretodo en los primeros trabajos uno siempre debería buscar aprender mucho. Entonces ahora en Enseña Chile, estoy constantemente aprendiendo y no lo digo desde el punto en que estoy haciendo algo totalmente distinto a lo que estudié sino que al trabajar con y a la par de tantas personas que son parte o que conviven con gente de sectores vulnerables y ver desde ahí la realidad de la educación en Chile es una oportunidad que difícilmente otra iniciativa, proyecto o trabajo te podría ofrecer”, explicó Francisca.

Grandes desafíos

Durante estos meses en la sala de clases, la ingeniera UC ha sido capaz de identificar algunos desafíos como la atención y motivación de los alumnos. “Esta experiencia me ha ayudado a entender que hay mucho más detrás de un jóven que solamente asiste a clases. Aquí es donde te das cuenta que todo está conectado y que la educación no es un tema aislado en la vida de las personas y en este caso, especialmente de los niños”.

En ese contexto ella también valora el espacio que existe al interior de la red eCh, donde una gran variedad de profesionales de distintas área trabajan a favor de conseguir una educación de calidad para los niños del país.

“Ser parte de una iniciativa tan desafiante como esta me ha ayudado a tener un acercamiento mucho más humano a las situaciones y dificultades que se van presentando. Muchas veces siento una montaña rusa de emociones porque uno vive con los alumnos y alumnas sus frustraciones, sus penas, pero también sus logros y felicidades”, agregó Francisca.

Para ella, esto no es sólo entregar conocimiento y apoyar a sus estudiantes, sino que también esto le ha servido para aprender a conocerse y a manejar situaciones que en ocasiones son complejas.

“Lo que más rescato de todo esto es lo que los niños me han entregado de vuelta. Hoy vivimos en una realidad donde todo es rápido y muchas veces la ansiedad de que esté todo listo al instante nos nubla. Aquí he aprendido a ser más tolerante a la frustración y que los buenos resultados no se reflejan de inmediato, sino que el tiempo es el que evidencia el crecimiento de mis estudiantes”, concluyó.