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Una peregrinación que transformó corazones

Conoce los testimonios de una experiencia que comenzó como una peregrinación y terminó siendo un viaje al corazón de la Iglesia.

Fecha de Publicación: 27/05/2025

“Fue un respiro para el alma. Me ayudó a salir de la rutina, a mirar mi vida con más calma y a sentir a Dios más cerca. Compartir con otros trabajadores, rezar juntos y caminar con un mismo propósito, me recordó que no estoy sola y que la fe también se vive en lo simple y en lo cotidiano”. Con esas palabras, Lorena Vallejos, asistente administrativa de la Pastoral UC,  resume lo que fueron 12 días de recorrido por Roma y otras ciudades. Fue una peregrinación espiritual, en el marco del Jubileo de los Trabajadores que celebró la Iglesia Católica en El Vaticano. Y así lo sintió ella: como un tiempo profundamente espiritual.

El recorrido realizado por 54 administrativos y profesionales de la UC, ofreció un espacio de crecimiento espiritual y comunitario: “La verdad, fue una experiencia muy linda, muy esperanzadora. Con la delegación se creó un ambiente de compañerismo, amistad, apoyo y mucha alegría. Compartir tantas horas de recorrer distintos caminos, las oraciones y hasta el cansancio, nos unió mucho. Me sentí parte de una comunidad que camina con fe y eso me llenó el corazón, llegué con el corazón llenito”, recalca Lorena.

54 compañeros de peregrinación

Uno de los momentos más significativos fue la peregrinación jubilar desde Castel Sant’Angelo hasta la Basílica de San Pedro. (Crédito fotográfico: César Dellepiane).

El Pbro. Jorge Merino R., Capellán Mayor UC, acompañó al grupo jubilar y cuenta que los encuentros previos fueron muy relevantes para el fruto que dio esta experiencia. “Sirvió mucho la preparación que hicimos antes de partir. Nos ayudó a conocernos, a vernos, a generar un ambiente de apertura y fraternidad, que fue fundamental durante todo el camino”, recuerda.

Y ese ambiente fue creciendo. Desde el primer momento, se gestó una comunidad viva y acogedora. “Nos embarcamos 54 personas desconocidas y volvimos 54 compañeros de peregrinación, 54 amigos”, afirma. Los momentos de espera en aeropuertos, los traslados largos, las comidas compartidas y la oración en común, generaron vínculos profundos entre personas de distintas unidades y estamentos de la universidad.

Es primera vez que una delegación de personas que trabajan en la universidad asiste como delegación a la Santa Sede en el marco de una celebración jubilar. La visita es promovida por la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana UC y cuenta con el apoyo de la Rectoría y la Dirección de Personas.

Uno de los momentos más significativos fue la peregrinación jubilar desde Castel Sant’Angelo hasta la Basílica de San Pedro. “Fue muy impactante. Recorrimos la Vía de la Conciliación con la Cruz del Jubileo al frente, rezando, cantando y meditando en comunidad. Cruzar esa Puerta Santa fue una experiencia de profunda emoción espiritual”, comenta.

Además de la Basílica de San Pedro, los peregrinos cruzaron otras tres Puertas Santas: Santa María la Mayor, San Pablo Extramuros y San Juan de Letrán, participando de la gracia jubilar que concede el Año Santo. También visitaron muchos templos jubilares a lo largo de la peregrinación.

Una visita inolvidable

Esa visita, en medio del ambiente particular de la sede vacante, generó una conciencia de pertenencia a la Iglesia universal. (Crédito fotográfico: César Dellepiane).

La peregrinación se realizó justo durante los días de los funerales del Papa Francisco. Los peregrinos tuvieron la oportunidad de visitar su tumba en la Basílica de Santa María la Mayor, justo unos días después de su funeral.

“Fue sobrecogedor. Su tumba era muy sencilla, con una pequeña cruz, tal como él lo pidió. Ese signo de humildad nos impactó. Reflejaba fielmente su estilo de vida y su testimonio evangélico”, cuenta el padre Jorge. 

Esa visita, en medio del ambiente particular de la “sede vacante” -periodo de transición entre el fallecimiento del papa, en este caso, y la elección de uno nuevo-, generó una conciencia de pertenencia a la Iglesia universal. “Aunque no pudimos encontrarnos con el Papa como estaba planeado, vivir esos días en Roma, orando por la Iglesia y por su futuro, fue un privilegio y una responsabilidad”, añade.

Una peregrinación que tocó la vida entera

“Esto no fue un viaje, fue una peregrinación. Y fue una peregrinación marcada por la gracia jubilar”, dice con convicción el Capellán Mayor.

En cada misa, en cada santuario, en cada silencio vivido, Dios fue actuando. “Uno podía ver cómo el Señor tocaba los corazones. A través de las oraciones, pero también en las conversaciones, en los momentos comunitarios, en los momentos compartidos”, relata.

Para muchos, fue un reencuentro con Dios y con la Iglesia. Para otros, un nuevo punto de partida. Algunos sintieron la necesidad de profundizar su vínculo con el Señor. En todos los casos, fue una experiencia que transformó la vida entera de todos quienes pudieron participar en esta peregrinación..

Caminar con esperanza

“Se cumplieron al ciento por ciento los objetivos”, afirma Kattia Segovia, subdirectora de Administrativos y Profesionales de la Pastoral UC, quien trabajó durante un año preparando esta peregrinación. “Nuestros principales objetivos eran: poder ofrecer esta experiencia de fe, hacer comunidad y forjar liderazgos cristianos que pudieran entregar testimonio en sus distintas unidades a la vuelta”. 

El signo de la esperanza estuvo presente en cada paso del camino. En los gestos cotidianos, en la oración compartida y, especialmente, en la convivencia. “Uno de los signos de esperanza más patentes fue el convivir de personas que prácticamente no se conocían entre ellas, y haber podido tener una buena convivencia. Se vio una reconciliación con uno mismo, con la Iglesia, con la fe”, relata.

Muchos asistentes experimentaron una renovación interior. Hubo quienes venían distanciados de la vida eclesial y sintieron un llamado profundo. “Vimos mucha gente muy dada a conocer más, a preguntarse sobre la indulgencia plenaria, a querer limpiar su corazón de las cargas que podía llevar”, explica. Para Kattia, este signo es revelador: “La Iglesia te vuelve a invitar, no importa la edad que tengas, nunca es tarde para reencontrarte con ella”.

Una transformación visible

La peregrinación fue también un camino interior. Kattia recuerda con emoción cómo fue testigo de la transformación que se gestaba en cada peregrino. “Lo que más nos gustó y lo que más nos llegó fue poder ver la transformación del corazón de cada uno. Mientras avanzábamos entre los distintos lugares y templos, iban surgiendo emociones: gente que lloraba, que reía, que se emocionaba”. 

Ese cambio no solo se notó en lo personal, sino también en la comunidad que se formó. “Se armó un cariño sincero en la preocupación por el otro. Si alguien estaba enfermo, todos preguntaban cómo se sentía. Se vivió una fraternidad muy concreta”, destaca. Esta comunidad diversa estaba compuesta por personas en diferentes etapas de su camino de fe, y el mensaje llegó a todos por igual: “Había gente muy cercana a la Iglesia y otros muy alejados, pero todos encontraron en esta experiencia un espacio para reconciliarse con Dios”.

Un momento muy especial para la delegación, fue cuando tuvieron un encuentro con el Cardenal Fernando Chomali, Gran Canciller de la UC y Arzobispo de Santiago. En la imagen de observa al centro. (Crédito fotográfico: César Dellepiane).

Aunque la peregrinación se realizó en el marco del Jubileo de los Trabajadores, y estaba previsto un encuentro con el Papa Francisco que no se concretó debido a su fallecimiento, los participantes vivieron intensamente cada uno de los hitos planeados. “Celebramos la misa en la Basílica de San Pedro, estuvimos justo frente al altar mayor. Fue un regalo, y el padre Jorge pudo concelebrar. A pesar de todo, pudimos vivir todas las experiencias jubilares”, comenta Kattia.

Más allá del cumplimiento de los hitos litúrgicos, lo que realmente marcó esta experiencia fue la huella espiritual que dejó. “Muchos dijeron: ‘mi corazón arde tanto que quiero seguir compartiendo esta felicidad con mis compañeros, con mis hijos, en mi casa’. Las ganas de ser testimonio estaban muy presentes”. 

“Fue un caminar físico y emocional. Se notó cómo, a medida que nos acercábamos a Roma, la experiencia iba transformando a cada uno. Más silencio, más oración, más lágrimas”, relata Kattia.

Carlos Montes: “Me llenó de esperanza y fortaleza”

Carlos Montes, administrador del Complejo Luksic en el Campus San Joaquín, declara con entusiasmo: “Todo lo vivido y experimentado, me llenó de esperanza y fortaleza. Llegué lleno de gozo, gratitud, alegría y paz interior”. (Crédito fotográfico: César Dellepiane).

Carlos Montes, administrador del Complejo Luksic UC en el Campus San Joaquín, declara con entusiasmo: “Todo lo vivido y experimentado, me llenó de esperanza y fortaleza. Llegué lleno de gozo, gratitud, alegría y paz interior”.

Carlos, quien es franciscano terciario, es decir, que sigue las enseñanzas de San Francisco de Asís en su vida cotidiana, reflexiona: “Me doy cuenta de la responsabilidad que personalmente tengo, al estar llamado a seguir el camino al cual fui llamado y mostrar a través de mi vida, la luminosidad del Evangelio donde me toque estar y con quienes me toque compartir el día a día. ¡Cuánta razón tenía San Francisco al invitarnos: Comencemos hermanos, porque hasta ahora, poco o nada hemos hecho!”

“El tener la bendita oportunidad de viajar con mis compañeros y pares de la UC, me sirvió para conocernos, compartir, conversar, animarnos, cuidarnos y ayudarnos a peregrinar como un “sólo cuerpo” y un “sólo espíritu”, recalca Carlos. 

Eugenia Olivares: “Fue un renacimiento”

Eugenia Olivares (izq), subdirectora de Proyectos de I+D y Gestión Interna de la vicerrectoría de Investigación, comparte: “Fue un renacimiento. Fue vivir una experiencia única y especial”. (Crédito fotográfico: Eugenia Olivares).

Eugenia Olivares, subdirectora de Proyectos de I+D y Gestión Interna de la vicerrectoría de Investigación, comparte: “Fue un renacimiento. Fue vivir una experiencia única y especial, fue un espacio protegido para reflexionar para hablar con Dios y sentir y compartir emociones sola, pero también en conjunto, una experiencia única”.  

“Vivir esta peregrinación en comunidad contribuye infinitamente a la riqueza de la instancia. Refuerza el sentido de comunidad. Conocí y compartí con gente maravillosa que quizás nunca hubiese conocido. Estoy muy agradecida de haber podido peregrinar junto a este gran grupo”, enfatiza Eugenia.

Claudia Zúñiga: “Un regalo de Dios”

Claudia Zúñiga, asistente de limpieza de la Facultad de Teología, transmite: “Siento que fue literalmente un regalo de Dios y que hubo muchos ángeles que intercedieron para que este regalo se hiciera concreto en mi vida”. (Crédito fotográfico: Claudia Zúñiga).

Claudia Zúñiga, asistente de limpieza de la Facultad de Teología, quien nunca había viajado en avión, transmite: “Siento que fue literalmente un regalo de Dios y que hubo muchos ángeles que intercedieron para que este regalo se hiciera concreto en mi vida”.

“Agradezco esta experiencia, tanto en lo personal como en lo espiritual. En lo espiritual, siento que estoy al debe tremendamente, que cuesta no emocionarse. ¿Por qué? Porque uno cree ser creyente, cree ser católico. Pero estamos muy ‘al debe’ en nuestra fe, por lo menos yo lo veo así desde mi punto de vista”, expresa. 

“En lo espiritual, me ha enriquecido tremendamente, necesito transmitir todo, todo lo que viví, cada segundo, cada minuto. A tal punto, que de repente las lágrimas caían solas de mi rostro, pero no era pena, era felicidad. Era tanta maravilla, mi corazón está llenito, llenito de tantas emociones. En lo espiritual ya no soy la misma persona. Obviamente que ya no soy la misma persona”, enfatiza Claudia.

“Esto va a ser un legado para mis nietos y los hijos de mis nietos, si así lo permiten, o los que vengan detrás mío, eso es lo que pretendo. Pretendo que esto no quede conmigo acá. Que sean partícipes todas las personas que se puedan cruzar en mi camino”, concluye Claudia.

Los administrativos y profesionales que participaron en la peregrinación jubilar, pertenecen a las siguientes unidades: Facultad de Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Facultad de Artes, Facultad de Ciencias Biológicas, Facultad de Comunicaciones, Facultad de Derecho, Facultad de Educación, Facultad de Filosofía, Facultad de Ingeniería, Facultad de Letras, Facultad de Matemáticas, Facultad de Medicina, Facultad de Teología, Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos, Gran Cancillería, Programa College, Prorrectoría, Prorrectoría de Gestión Institucional, Vicerrectoría de Asuntos Internacionales, Vicerrectoría de Comunicaciones, Vicerrectoría Económica y Vicerrectoría de Investigación.

Información periodística
Virginia Soto-Aguilar C. – Dirección de Comunicaciones

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