La modesta respuesta de la oferta de cobre de mina al alza de precios durante el periodo 2002-2008
Revista : Capitulo en libro, Vol VIII del Foro en Economia de MineralesTipo de publicación : Otros
Abstract
Un hecho interesante de reconocer es el trade off entre operar a máxima capacidad y asegurar el normal funcionamiento de los equipos. Tal y como lo confirman las entrevistas con las personas relacionadas a la industria, los altos precios gatillan un conflicto entre operaciones y manutención. Cuando los precios están altos, este conflicto normalmente es ganado por operaciones. Sin embargo cuando como consecuencia falla un equipo clave, es el negocio completo el que resulta herido (al perder la oportunidad de vender grandes cantidades de cobre pierdan la oportunidad de hacer una importante ganancia).Como hemos notado, la producción de cobre de mina puede aumentarse principalmente de tres maneras. La primera, implica desarrollar proyectos greenfield, que pueden demorar cinco años o más en estar operando. Mientras este documento se escribe hay aproximadamente 18 proyectos en la lista de potenciales desarrollos nuevos, con una capacidad agregada de 4.640 kton/año, para agregarse hasta 2020, siendo el mas grande de ellos de 500 kton/año de capacidad (Citi Investment Research, 2009). Los países donde se encuentran estos proyectos difieren de las regiones donde la producción se encuentra concentrada actualmente. Paises como Perú, Zambia, Mongolia, Congo, Filipinas, Argentina, Pakistán, Afghanistán, Kazakhstán, Ecuador y Panamá son los huéspedes de la nueva generación de proyectos. La fecha promedio de comienzo de estos proyectos es el 2015, pero la probabilidad que muchos analistas de la industria les asignan es baja. Las bajas expectativas se explican por varias ideas razonables, como la solidez financiera de las compañías dueñas, riesgos geopolíticos, complejidad operacional, etc. Desde luego que hoy día no es claro si ellos son 100% factibles, pero parece razonable pensar que hay riesgos implícitos en desarrollar proyectos en regiones que no han probado ser lo suficientemente estables en términos políticos, sociales y económicos. En cualquier caso, si todos estos proyectos fueran desarrollados no satisfacen más del 25% de la demanda proyectada para 2020. Esto hace pensar que el crecimiento de la oferta de cobre vendrá principalmente a través de proyectos brownfield. De hecho, la segunda manera de aumentar la producción es a través de proyectos brownfield. Asumiendo que las tendencias de la demanda y del reciclaje de cobre se mantienen constantes, es altamente probable que las expansiones brownfield se conviertan en una fuente de nuevos recursos de cobre. Su principal ventaja sobre los proyectos greenfield es que necesitan menos inversiones, el riesgo operacional ya es mas acotado, y los riesgos políticos están internalizados y reconocidos por la compañía en la primera operación. Sin embargo, la disponibilidad de recursos será la principal restricción, ya que no todos los depósitos cuentan con reservas para realizar una expansión importante. Sin embargo hay evidencia de que minas en Indonesia, Polonia, Chile, Perú y Zambia tienen suficientes reservas como para pensar en expansiones en sus operaciones. La tercera y última fuente de crecimiento radical en los aumentos que se pueden lograr al modificar ciertas variables productivas claves en la mina. Como ya ha sido comentado, la experiencia de los años recientes indica que se pueden obtener logros importantes en el corto plazo (2002 2004), pero que en el más largo plazo (2004 2008) el efecto puede ser negativo, por que muchas minas sufrieron de importantes problemas de producción. La variable que más impacto en la producción fue la ley del mineral extraído. Sin embargo, es poco probable esperar que las leyes disminuirán tan rápidamente como en el periodo 2004 2008, ya que ello resulto producto de la estrategia tomada en el primer lugar (i.e. maximizar la utilización de la capacidad y cambiar los planes mineros) y es lógico creer que las minas han tenido suficiente tiempo para acomodar sus planes de producción, considerando el cambio estructural que ha sufrido el precio del cobre. Sumado a esto, en los últimos años las compañías mineras han mostrado proactividad en encontrar soluciones rápidas a los requerimientos de los trabajadores. Por otro lado, el efecto producido por la razón lastre/mineral en el periodo 2002 2008 fue positivo, contrario a lo que muchos analistas de la industria hubieran esperado. Considerando estos argumentos, en el futuro es de espera que las minas minimicen las perdidas de producción y cuiden mucho mas del desempeño de sus operaciones. Dado que no existen motivos para pensar que el precio del cobre debiera caer en el corto plazo, el incentivo para sacrificar la producción de mañana para aumentar la de hoy no es tan tentador como en 2002 2004, cuando no era claro si el escenario de precios correspondía a una nueva tendencia o a algo temporal.