Cierra la Feria de Majors en Ingeniería
Vicente Morán, de la generación 2013, estudia el brazo robótico en manos del encargado del laboratorio, Jorge Reyes, durante la demo que se organizó para interesados en el Major de...
Cierra la Feria de Majors en Ingeniería
Paseó a Vicente Morán, de segundo año, por las cimas y valles de un espacio que casi revienta por la cantidad de aparatos. Y eso que no se guarda aquí el Caterpillar robótico que ha causado tanta sensación en el stand de Automatización y Robótica, en el patio.
Los diferentes sistemas automáticos aparecían como desafíos, cadáveres listos para que los alumnos aprendieran a insuflarles propósito y movimiento.
Jorge Reyes abrió un cofre de aluminio para que apareciera el magnífico Flex Picker, autómata para la industria alimentaria, que se desplaza a 11 m por segundo, con sensores y autocontroles que pinchan la imaginación. Mostró también un robot cartesiano, que está aprendiendo a escribir… y luego se dirigió a los brazos.
Entretiene mucho el brazo mayor, con 6 grados de libertad, capaz de desplazarse a 7 m por segundo, con controles finos como para poder soldar una pieza girando en 360º a su alrededor, de inteligentes métodos de seguridad que lo detienen ante emergencias, controlable desde una pantalla touch dotada de un joystick y un par de botones.
Vicente Morán inquiría sobre el Major y Jorge Reyes le iba relatando los contenidos de los cursos. El encargado explicó el uso de la máquina de impresión “3D Makerbot”, la cual junto con el software de diseño gráfico “Inventor”, unen la mecánica, la electrónica y la computación en la creación de partes de robots.
El Major de Robótica, en su stand SAR ha contado con continuos averiguadores. Y, fuera de las máquinas a pequeña escala, los apoya el Caterpillar manejado a distancia.
Las bodegas de robótica guardan máquinas que no están en uso, la renovación es constante.
A la entrada del laboratorio, en el suelo, reposan dos diseños de alumnos: robots que deben subir escaleras. Están aquí por demostración: uno más complejo puede fracasar ante un diseño más simple, dice Jorge Reyes.
Ingeniería Química y Bioprocesos daba a probar
Loreto Muñoz y Gabriel Leiva mostraban cómo cambiar un líquido potable a un sólido comestible. Han enseñado el proceso a connotados chefs de Santiago.
Los alumnos se acercaban y no se atrevían, de primeras, a ponerse las bolitas degustables en su lengua.
Se trataba de CocaCola o Fanta con alginato de sodio que, al dejarse caer en una solución de cloruro de calcio, pasaban a estado sólido.
A un costado, el profesor Ricardo Pérez hacía funcionar el aparato sensorial de alumnos para que detectaran y diferenciaran aromas. Sospechosas botellas de pisco descansaban sobre la mesa. Había “buena onda”.
Uno de los alumnos mayores convocaba a una “Pizzatón” que se realizará el lunes 28 en el Laboratorio de Ingeniería Química, para alumnos de primer y segundo año con los mayores. Para “formar comunidad”, propone.
Las organizadoras de la Feria, Aurora Muñoz y Valeria Mendoza, de la Dipre, se declaraban muy satisfechas con el resultado, la asistencia y la atmósfera que la Feria ha generado; ha “empoderando” a los alumnos para que elijan su camino.